Esta cabra chica se ha convertido en mi musa inspiradora.
Me encanta verla y sentir la energía del Demonio de Tazmania concentrada en esta pequeña gigante.
Este año le quise hacer un pequeño regalo, un cuentito, 100 palabras que ganen o no, ya me hicieron sentir el mejor.
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La Sobrina gigante
La plaza de la Constitución estaba llena y el calor de la euforia, los nervios y los días de verano la hacían parecer arder.
Toda la ciudad parecía un jardín infantil gigante, lleno de challa, globos y cintillos.
Yo tenía a la muñeca más grande de todas en mis hombros, mientras la verdadera atracción dormía placidamente en una silla, esperando a su farandulero tío francés.
Ese fue el día en que como buen macho, me arrepentí de no haber jugado antes a las muñecas con mi sobrina, ella lo pasó increíble y yo aprendí una tremenda lección.